La Flor de Inírida: Emblema de la COP16 y Guardiana de la Leyenda Puinave
En el corazón del Guainía, entre las vastas extensiones de la sabana inundable de arenas blancas, florece una joya natural que ha resistido el paso del tiempo, la Flor de Inírida. Conocida en la lengua indígena curripaco como 'Liwi', esta flor no solo es un tesoro botánico, sino también un emblema cultural que encierra profundas conexiones con las leyendas ancestrales de la región. Su belleza atemporal y su capacidad para mantener su estructura inalterable la han convertido en el logotipo de la COP16, un evento que subraya la importancia de la biodiversidad a nivel global.
La Leyenda de la Flor Eterna
La Flor de Inírida está íntimamente ligada a una de las leyendas más cautivadoras de la etnia Puinave. Según la tradición, la princesa Densikoira, cuyo nombre significa "mujer perfumada", protagoniza una historia de amor prohibido y transformación eterna. Rechazando los matrimonios dentro de su clan, Densikoira prometió amor eterno a un hombre de otro linaje, pero, incapaz de cumplir con ese destino, decidió refugiarse en los imponentes Cerros de Mavicure. En su camino, recogió luceros y estrellas que, en un acto de magia y dolor, se transformaron en flores eternas, las mismas que hoy conocemos como la Flor de Inírida.
Otra versión de la leyenda, contada por Delio Suárez, Capitán de la Comunidad La Ceiba, narra la trágica historia de la princesa Inírida. Desde pequeña, Inírida destacaba por su incomparable belleza, lo que la convirtió en objeto de deseo y envidia dentro de su tribu. Un hombre, desesperado por conquistarla, preparó un brebaje con la pusana, una planta que supuestamente encierra el poder del amor. Sin embargo, el efecto fue el opuesto: la princesa, sumida en la demencia, huyó hacia el cerro Pajarito, donde se refugió para siempre. Se dice que desde su cima, Inírida guía el equilibrio natural de la selva, controlando desde las temporadas de lluvia hasta el comportamiento de los jaguares. En las épocas de lluvia, su espíritu se transforma en la Flor de Inírida, cubriendo las faldas de los cerros con un manto rosáceo que recuerda su realeza.
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Un Símbolo de Identidad y Esperanza
La Flor de Inírida no solo es un símbolo natural; también representa la resiliencia y la identidad de las comunidades que habitan en el Guainía. En la COP16, la elección de esta flor como logotipo no es casualidad. Según la Ministra de Ambiente, Susana Muhammad, la Flor de Inírida encapsula temas únicos de la biodiversidad colombiana.
Su carácter imperecedero, que le permite mantener sus pétalos intactos a lo largo del tiempo, es una metáfora poderosa de la esperanza y la unión que se busca promover en este evento global. La flor, junto con las 23 metas globales del marco de biodiversidad Kunming-Montreal y las 13 ecorregiones de Colombia, envía un mensaje claro: la necesidad de reconciliarnos con la naturaleza para asegurar la vida en el planeta.
La Flor de Inírida y el Futuro de la Biodiversidad
La historia y el simbolismo de la Flor de Inírida son un recordatorio de la riqueza natural y cultural que posee Colombia. En la COP16, este emblema no solo destaca la biodiversidad del país, sino que también nos invita a reflexionar sobre la relación entre el ser humano y el entorno natural. Al igual que la flor que nunca muere, la esperanza de un futuro sostenible para las próximas generaciones debe mantenerse viva, nutriendo nuestras acciones y decisiones.