Evaluación de la Capacidad de Negociación: Prueba Individual para Empleados
Comprobación individual de la capacidad para negociar como empleado
La capacidad de negociación es crucial tanto para aspirantes a un empleo como para empleados actuales. Este ensayo aborda cómo la preparación adecuada y la autopercepción influyen en el éxito de las negociaciones laborales, ya sea para obtener un puesto o solicitar un aumento de sueldo. Exploraremos la importancia de separar emociones de argumentos racionales, evaluando fortalezas y debilidades personales, y cómo esta autoconciencia puede mejorar nuestras habilidades negociadoras. Además, se discuten las consideraciones finales sobre la evolución del mercado laboral y la necesidad de una mejor preparación individual para enfrentar los desafíos contemporáneos y futuros.
TEST DE CAPACIDAD INDIVIDUAL PARA NEGOCIAR
Al realizar una compra en un mercado popular, usted descubre un objeto que le gusta mucho y quiere obtenerlo. El precio indicado es de 20 dólares. ¿Cuál es su reacción como comprador?
a) Inmediatamente dispongo de esa cantidad mentalmente y la ubico en mi portamonedas. Pienso que el vendedor habría hecho bien sus cálculos para fijar ese precio.
b) Me acerco al vendedor y le digo que el objeto me gusta, aunque prefiero regresar después de hacer una ronda y conocer otras ofertas. Calculo mentalmente que de esta forma a lo mejor consigo un mejor precio ahora mismo.
c) ¿Hacer una contraoferta? No, yo procedo sin averiguar nada acerca del precio y, en vez de eso, hago una oferta de compra por 10 dólares.
¿Cuál es su estrategia cuando se trata de nombrar concretamente el valor del sueldo?
a) Usted sonríe y al mismo tiempo pregunta por la oferta que le podría hacer su interlocutor.
b) Usted menciona una cifra, aunque acto seguido agrega que nada está escrito en piedra.
c) Usted dice con toda claridad cuál es su suposición acerca del sueldo, y no se interesa ni reacciona frente al silencio de su interlocutor, que es la reacción normal en estos casos.
¿Conoce usted cuánto ganan sus amigos y conocidos?
a) No, pienso que sobre dinero no se debe hablar.
b) Exactamente no, solamente tengo un leve conocimiento basado en mi suposición.
c) ¡Naturalmente! Y, además, todos ellos conocen cuánto gano yo.
Para entrevistas importantes yo siempre voy …
a) … totalmente sin preparación previa, ya que pienso que reaccionar espontáneamente es lo mejor.
b) … con todos los datos a disposición, ya que de esta manera uno se presenta con una buena base argumental y no se angustia ni padece de ansiedad y mucho menos de amargura.
c) … muy bien preparado. Reviso todas las cifras y los hechos concretos a conciencia y, a veces, imprimo los documentos y los llevo a la reunión.
¿Cómo justifica usted su deseo por un sueldo mayor?
a) Hago una descripción exhaustiva de mi situación personal y menciono cómo la inflación se come mis costos de vida en los meses anteriores, y describo lo caro que resultó mi última vacación de verano, y pronostico que este año será igual de caro todo.
b) Usted se presenta un poco irritado y lo deja notar en la reunión, cuando usted aclara brevemente que hace poco se ha enterado que el sueldo de algunos de sus colegas es mayor que el suyo.
c) Naturalmente, que mi jefe lo sabe él mismo, aunque yo procedo y lo repito: que en los meses anteriores he logrado atraer a un gran cliente a esta empresa.
La reacción de su interlocutor le cae a usted de una forma negativa: “Lo siento mucho, pero lamentablemente en este momento no hay posibilidades financieras como para subirle el sueldo”.
a) Usted se muestra desilusionado y contesta: “Está bien, no se puede hacer nada por remediarlo”.
b) Usted no se deja desanimar así nomás y comienza a amenazar a la empresa: “Entonces debo meditarlo bien, si es que yo no quepo para nada en esta empresa”.
c) Usted ya contaba con esta reacción y de inmediato propone una contraoferta: “Podemos ponernos de acuerdo también de otra forma de recompensa laboral, por ejemplo, en forma de una subvención para el transporte público o para el cuidado de mis hijos en la sala cuna”.
CALIFICACIÓN DE SU CAPACIDAD PARA NEGOCIAR
De acuerdo a la ubicación más frecuente de sus respuestas como a), b) o c), podemos calificar su actual capacidad para negociar de la siguiente manera:
a) Usted no es una persona a la que le guste el conflicto en un diálogo y, por nada del mundo, quiere arriesgarse a que se le tenga como alguien a quien le domina el sentimiento de extremadamente exigente. Aunque en verdad muchos jefes en las instituciones y empresas solo están esperando que los empleados se acerquen para negociar un mejor sueldo, y de esta manera den a conocer que conocen cuáles son sus fortalezas, mostrando energía en el intento. Eso es un buen punto en la calificación del personal de parte de los gerentes modernos.
b) Teóricamente, usted conoce muy bien cómo presentarse en una sesión de negociación, aunque se deja asustar cuando encuentra resistencia. Le aconsejo entrenar previamente con la ayuda de sus amigos, cómo se podría desarrollar la sesión de negociación. De esta manera, usted incorpora nuevos y variados argumentos a su favor, junto a los argumentos propios originales.
c) Usted se presenta en las negociaciones de una manera soberana. Normalmente, usted se presenta con una excelente preparación para el diálogo y se anticipa a cualquier excusa que le propongan. Usted conoce a fondo cuáles son sus fortalezas, sus conocimientos y, sobre todo, su capacidad de desempeño laboral.
CONSIDERACIONES Y RECOMENDACIONES FINALES
Vivimos actualmente en una era en la que ya no podemos saberlo todo, aunque tampoco debemos contentarnos con ignorarlo todo. Por razones del desarrollo en las comunicaciones sociales, se prefiere consultar más a la red digital que a otras personas en asuntos personales, aunque la seguridad sufra, y preferimos menos seguridad real a cambio de más libertad sentida.
Solicitar un empleo, partiendo de la base de una idea del sueldo inicial, se parece al procedimiento de solicitar un aumento de sueldo, debido a que en ambas ocasiones juega un papel muy importante la percepción que tenemos de nuestras propias fortalezas y debilidades laborales. De ese realismo laboral, podemos entender que los gerentes modernos aceptan como normal y deseable todo tipo de manifestaciones que remarquen esas fortalezas de los empleados y que sean los empleados quienes hagan uso de la iniciativa para provocar este tipo de negociaciones sin esperar alguna señal de parte de la institución o empresa.
Al mismo tiempo, sabemos que corren tiempos difíciles para el mundo laboral, y que hay acechanzas desconocidas en el siglo anterior, tales como la robotización y la aplicación de la Inteligencia Artificial, que están sustituyendo muchos puestos de trabajo. Las crisis, ya sea pandemias o episodios de recesión económica, lo mismo que incertidumbres políticas, coronan este cuadro negativo y agresivo en contra de la idea de asumir iniciativas laborales de mejoramiento de sueldo, y lo mismo vale para obtener buenos sueldos iniciales de primer empleo.
Por otro lado, el desequilibrio demográfico causado por las olas migratorias, tanto en cuanto a la gente que emigra, así como por la presión de los que inmigran, nos da un saldo negativo en cuanto a la seguridad laboral, y los puestos de trabajo están expuestos a una ley de la oferta y la demanda, como no se había visto en los dos siglos anteriores.
No es mal visto ahora eso de cambiar de empleador o de domicilio laboral. La práctica novedosa del Home Office, por ejemplo, permite y promueve incluso el nomadismo global. La idea del balance de vida ha introducido ideas de revisar las horas semanales de trabajo, con tal de alcanzar más horas para actividades de ocio sin perder sueldo. Es una confabulación en contra de una idea de lealtad a la empresa o institución, a la idea de hacer carrera laboral en una misma empresa y a la idea de vincular el empleo con la calidad de vida familiar.
Poder tomar juntos como familia los alimentos cotidianos, por ejemplo, tampoco ya no es una idea que incida en la aceptación de turnos laborales o de una contratación temporal. Disfrutar de las vacaciones en familia ha dejado de ser un ideal de los trabajadores y la falta de coincidencia de las vacaciones escolares ha dejado igualmente de ser una experiencia rara.
En cambio, se han introducido cambios en la legislación laboral que permiten días de descanso por maternidad/paternidad, años sabáticos, vacaciones pagadas para formación y especialización laboral, etc. Todo este panorama no deja de motivar a una mejor preparación individual para negociar mejores sueldos y más prestaciones laborales, y de alguna manera debo señalar que es momento de detenernos para decidir qué es lo que queremos obtener para cuando llegue la edad de la jubilación.
Si dejamos pasar muchos episodios de desempleo, es decir, sin aportar a la seguridad social para obtener una renta como jubilado que permita mantener la calidad de vida, estaremos creando una peligrosa plataforma de personas empobrecidas por un sistema caro para los gobiernos. La idea de un mejor sueldo, entonces, no solamente es un asunto presente, sino que es una exigencia hacia el futuro, es una necesidad si se quiere pensarlo con mayor puntualidad.
Desde el punto de vista político, es una aspiración lograr mejores salarios a escala nacional, como un alivio presupuestario para mantener a los retirados rentistas del futuro y por esa misma razón, la movilidad social ascendente no es un ideal comprometido con alguna ideología política determinada, sino que hay coincidencia en que será la calidad de la educación la que determine la velocidad en la aplicación de las estrategias para el desarrollo sostenible de las naciones en este siglo 21.
En resumen, podemos advertir que el desarrollo local depende del individuo que trabaja, recibe sueldo y paga impuestos, pero que a su vez el individuo tiene que responder con una Certificación de estudios terminados, para poder mantener el paso que exige el momento histórico de ahora y aquí.
Les propongo finalmente aceptar que mejorar los ingresos laborales es una obligación que trasciende el bienestar individual, porque incorpora los ideales consignados en las estrategias para el desarrollo, en los planes y programas de los gobiernos. Esto indica que la empresa privada tiene una enorme responsabilidad en concretar estos ideales junto con los esfuerzos de los gobiernos.
Por lo tanto, el desempeño laboral queda bajo la entera responsabilidad del individuo, aunque amerita todo el apoyo tanto de parte de la empresa empleadora, así como de parte del gobierno.
Evaluación de la Capacidad de Negociación Prueba Individual para Empleados